6/12/10

La sala de operaciones del caníbal y Mi nombre de Guerra es Albión




LA SALA DE OPERACIONES DEL CANÍBAL


Ángel Ortuño


En un ensayo de “amistad lírica” sobre Garcilaso de la Vega publicado en 1936, Alberto Quintero Álvarez aborda las églogas del poeta renacentista mediante el análisis del papel que desempeñan los pastores en tanto que protagonistas y probable álter ego del autor:

¿Qué son los pastores? —pregunta Quintero Álvarez— Un medio de decir dialogando, lo que nos atrevemos a creer que en el caso de Garcilaso pudo haberse dicho en primera persona.

Líneas más adelante redondea la idea:

Los pastores son un elemento ligero de ficción para el carácter del poema y actúan en referencia del autor o de personas que trajo a la poesía con su vida misma.

Lo anterior viene a colación porque un rol semejante le es asignado al pintor inglés Francis Bacon en la primera sección de este libro: “The Colony Room”. Bajo el nombre que distinguiera al club privado sito en Dean Street, en el Soho londinense, y del cual Bacon fuera miembro, Sergio Ernesto Ríos reúne la primera serie de composiciones —en el doble sentido pictórico y poético— con la que Albión da su grito de guerra.
El primer poema no ofrece dificultad para identificar a quien enuncia con la figura de Bacon, traído aquí como un “elemento ligero de ficción”:

Estoy en Reece Mews
y es obvio un hexágono atrás encontrar la cabeza
nadie espía
no hablo con la cabeza no creo en la cabeza

Comienza a producirse una sensación de absurdo en el lector. Y digo esto en el sentido literal, etimológico del término: el discurso se da fuera de tono, fuera del cauce normal. Luego de un primer verso que ubica espacialmente a quien enuncia y de conformidad con los datos reales, biográficos; el segundo pareciera un non sequitur, una oración aparentemente vinculada con la primera pero sin guardar la relación lógica que esperaríamos; peor aún, afirma que lo que dice “es obvio”. Ocurre, pues, una sustitución de órdenes, una usurpación de funciones que desplaza la convención confesional aparentemente instalada en el momento en que el texto comienza su enunciación en primera persona del singular. Sabemos por el contexto que este Yo poético es un personaje (Francis Bacon) pero, al igual que en el caso de los pastores en las églogas de Garcilaso de la Vega no podemos ignorar la impresión de que ese personaje trasunta una voz de fondo, una suerte de distorsión irónica del registro confesional que suele atribuirse —en mayor o menor grado— a la poesía lírica, muchas veces enmascarada bajo la pueril pregunta ¿qué nos quiso decir el autor?
“Es obvio” —afirma el Yo del poema— “un hexágono atrás encontrar la cabeza”. El elemento geométrico remite al campo de la composición pictórica, la disposición de elementos sobre el plano del cuadro y el tipo de espacio que delimitan. Luigi Ficacci ha dicho sobre la utilización de figuras y disposiciones geométricas en los cuadros de Bacon:

Una vez libre de todo contexto lógico, la forma no necesita ninguna precisión episódica en los innumerables rastros reveladores del flujo arrollador de la vida que está en su origen. Estos rastros son enigmas inquietantes que no precisan ninguna aclaración. La clave interpretativa de la obra no está en ellos.

Es evidente que Sergio Ernesto Ríos tampoco está dispuesto a proveer ninguna aclaración:

No hablo con la cabeza no creo en la cabeza

Resulta un verso paradójicamente muy claro en cuanto a declaración de intenciones si consideramos el recurso a la metonimia para designar con un elemento anatómico una facultad del pensamiento lógico, el razonamiento.
A partir de aquí, como lectores podemos afirmarnos en la nueva convención fundada: el texto opera a partir de ecos morfológicos con la pintura de Bacon; en ocasiones describe elementos compositivos (“como la jaula empieza en la mandíbula”) y en otras refiere personajes (“estoy citando al papión oliva”). Hacia el final del poema aparece un indicio más: Isabel Rawsthorne, amiga de Bacon a la que él hiciera varios retratos. Hacia el final del texto pareciera incluso que Isabel va a tomar la estafeta de la representación como un nuevo personaje:

Isabel Rawsthorne pasa del cepo a la hebefrenia
en un acto

De la contención —representada por la imagen de un instrumento de tortura medieval que inmoviliza el cuello y los brazos— a la condición patológica de la hebefrenia —que literalmente significa “mente joven” y ocurre bajo la equívoca tutela de Hebe, diosa de la juventud y esposa de Hércules—, tal es el trayecto que pareciera ocurrir en cuanto uno da vuelta a la página, luego de haber sido debidamente presentado:

meet my hell-cat
meet my weak-minded

El texto encabezado por un dos romano sigue en las coordenadas del eco morfológico, pero ahora no de la obra pictórica de Bacon sino de su estudio: la enorme cantidad de referencias presentadas con una premura verdaderamente hebefrénica, la simulación de un discurso coherente a base de nombres, fechas, datos y nuevos guiños confesionales que amagan bromas privadas o laberintos eruditos, sitúa al lector no frente a una fotografía del tiradero que solían ser los estudios de Bacon sino en medio. Para ello Ríos se vale de un procedimiento similar a la composición en trípticos que distingue una etapa de la producción pictórica de Bacon:

El observador ya no ostenta el privilegio de un punto de vista central, sino que ocupa un estado de exclusión o de testimonio complementario.

La siguiente sección (III) da un nuevo viraje respecto a las referencias sobre las que veníamos apuntalando un intento de interpretación del conjunto; un conjunto que parece serlo más por yuxtaposición que por subordinación de elementos. Se trata de una intervención, a manera de glosa o comentario intercalado, sobre una carta redactada en inglés por Fernando Pessoa para referirse a su experiencia de haber escrito un poema inspirado en un cuento de Edgar Allan Poe. Carta que nunca fue enviada, ni siquiera concluida. Vuelve aquí, por partida doble, la enunciación confesional, el Yo de la comunicación privada (sobre literatura pero sin intención literaria) y el Yo glosador en contrapunto.
La tensión, el juego de espejos sostenido hasta aquí entre poesía y pintura a través de la utilización del personaje de Francis Bacon, da una nueva torsión para irrumpir en la sección cuarta bajo el amparo de dos versos que aparecen en “Sister Helen” de Dante Gabriel Rosetti:

O Mother, Mary Mother,
How Pale she is, between Hell and Heaven

Y con la figura de Vincent Van Gogh cuya obsolescencia canta... a estas alturas ya no sabemos si Bacon o quién.
La dilución del Yo continúa en un texto, el quinto, que acude a la convención de la unicidad psicológica, de conformidad con el canon de la literatura realista decimonónica (un guiño en ese sentido es que el personaje recuerde el inicio de una novela de Dickens), pero lo hace para referir una experiencia de locura, de alienación, de sublimación entendida como el tránsito de un estado de la materia a otro sin cruzar el estado intermedio: el personaje que parece más real es el más densamente trabajado en la ficción.
El poema encabezado por un seis romano comienza por presentar un nuevo personaje. Lo hace mediante un apodo, un desplazamiento del nombre propio que es sustituido por una característica peculiar, como ocurre con los rasgos de alguna celebridad cuando es caricaturizada. La operación, nuevamente, desconcierta, ¿quién será este Zurdo? El tono narrativo de los versos siguientes pareciera indicar una cercanía confesional entre el personaje y esa inestable construcción que hasta el momento ha venido siendo (y dejando de ser) el Yo lírico a lo largo de la serie. Ocurre después una nueva incrustación de versos ajenos, de Ted Hughes en este caso. ¿Era Hughes zurdo? ¿Alguna vez le dijeron así o es aquí donde el apodo se inaugura? El poema presenta varias referencias a animales: un gato, ratas y oblicuamente el cuervo, que protagoniza el poema citado de Hughes. Según el propio Hughes lo refirió alguna vez, en un sueño una figura con rostro de zorro y manos humanas le impidió continuar con la lectura de un tratado literario posando una de sus ensangrentadas manos sobre el libro. ¿Sería esa mano la izquierda? El caso es que después de ese sueño abandonó por un tiempo los estudios literarios y se dedicó a estudiar los animales, que se convertirían en una presencia constante en sus poemas.
¿O estamos de vuelta en el campo de las referencias a Bacon? En un comentario a Triptych, obra de Bacon pintada en 1983, Norma Cabrera y Silvia Debona anotan:

Los espejos nos devuelven nuestra propia imagen invertida, otro zurdo nos saluda del otro lado. Nos construimos por inversión, es la mitad siniestra la que nos encuentra. ¿Que es lo siniestro en nosotros, en un espejo, en otro? Lo animal es siniestro porque nos aleja de lo que creemos ser: animales culturales, sentados en reposo y viéndonos al espejo, que es espejo y no realidad ulterior.

El Zurdo y los animales, la pintura de Bacon y los poemas de Hughes. Tras su dispersión aparente, el poema ofrece una unidad de magnitud superior a la del discurso lógico.
El penúltimo segmento (número VII) es un monólogo vagamente narrativo, con un destinatario en segunda persona del singular (tú). Quien enuncia está tan claramente identificado por elementos anecdóticos e icónicos con Francis Bacon que podemos asumir que éste es nuevamente el difuso y traicionero hilo conductor de la lectura. Al grado de que se trata de un texto firmado: la última letra, luego de una línea de blanco, es la inicial “B”:

Me sé un rústico, sólo no olvides que yo consiento tus lujos, tus veleidades. Y a este basurero, a esta carnicería, a esta sala de operaciones de caníbal debes todo.

El texto final (número VIII) comienza con unas líneas de una guía turística de Londres, el lugar asociado al personaje de Bacon, y termina con otras provenientes de la Enciclopedia Británica sobre Aeschylus hijo de Euphorion y dramaturgo clásico. Pero entre ambos puntos ocurre nuevamente el discurso confesional aparente, algo que pareciera decirle al lector: “Si yo fuera usted, tampoco entendería”. No en balde The Colony Room era un club privado de lo más exclusivo. Además, Sergio Ernesto Ríos suscribe con sus poemas la conocida frase de Groucho Marx: Jamás formaría parte de un club que me incluyera entre sus socios. Inusitado y de un humor feroz, este hemisferio de Mi nombre de guerra es Albión despliega en sus pocas páginas tal variedad de recursos técnicos y tal capacidad imaginativa que lo sitúan en un lugar aparte y muy por encima de la mayoría de lo que se escribe actualmente en nuestro país.



MI NOMBRE DE GUERRA ES ALBIÓN

Carlos Vicente Castro


Pocos libros nos confrontan desde que leemos su título. ¿Mi nombre de guerra es Albión es una afirmación, una toma de postura del autor, Sergio Ernesto Ríos, o de uno de los personajes del libro? Ángel Ortuño, en el artículo que recién leyó sobre la primera sección, The Colony Room, menciona, entre otras esclarecedoras referencias, a Francis Bacon y Fernando Pessoa.
Bacon, que admira a Velázquez de la misma manera que Pessoa admira a Poe. Tanto Bacon como Pessoa se desdoblan en otras personalidades. Pessoa en sus múltiples heterónimos y Bacon, por ejemplo, en Isabel Rawstorne. El juego de máscaras no parece tener fin, como “un espejo descompuesto en estalactitas”.
La alusión a Gran Bretaña o al idioma inglés –otra manera de manifestarse la patria– está presente en los casos anteriores, hasta que en el último poema de la sección The Colony Room aparece Aeschylus hijo de Euphorion. Conocido también como Esquilo, ha sido considerado como el primer poeta trágico griego. Una de sus obras es Los persas, ambientada en la batalla de Salamina, o Salamis.
Esta referencia castrense termina la primera parte y da pie al inicio de la segunda: “Mi nombre de guerra es Albión”. ¿Pero que significa esta afirmación? Está dada en primera persona y es, casi podría definirse, una declaración de guerra por sí misma. Los miembros de la Legión Extranjera o de la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial solían darse a sí mismos un nombre de guerra (nom de guerre) para desprenderse de sus vidas pasadas y esconder su identidad.
Aunque la identidad del autor, Sergio Ernesto Ríos, está prácticamente detrás de la afirmación en la portada de la plaquette, como si Albión, más que un nombre, fuera una máscara y, todavía más, una máscara con una función bien definida: hacer la guerra, darse valor y a un tiempo amedrentar al oponente, vencerlo.
Aquí nos asalta una pregunta ineludible: el opuesto, el oponente, ¿qué o quién es? ¿Contra quién es posible hacer la guerra?
Si consideramos que Francis Bacon y Fernando Pessoa tienen en común haber vivido al límite, haber diseccionado la personalidad, uno ostensiblemente y el otro en la intimidad, podríamos decir que la guerra es declarada contra toda actitud contraria a lo que no sea obrar como un antropófago versado en la condición humana.
Acerca de la personalidad de Bacon cito un fragmento del libro Pasión, muerte… y resurrección en Madrid escrito por Natividad Pulido:

Era un hombre plagado de contradicciones. ¿Ángel o demonio? Ambas cosas a la vez. «Era capaz de pasar de los brazos de un boxeador a una discusión sobre Velázquez, de cenar con un duque horas antes de que un matón le diera una paliza», afirma Peppiatt. Sadomasoquista y tierno, frágil y salvaje, amante de los lujos (…) y fascinado por las carnicerías, ateo confeso y pintor de Papas y Crucifixiones, Jekyll y Hyde... Todos ellos eran Francis Bacon. «Un hombre con la facultad de ir hasta el fondo de la vida, de llegar al límite de todas las situaciones. El resultado de sus contradicciones fue su genio», dice Peppiatt.

Por otro lado, Fernando Pessoa describe así el origen de sus heterónimos en una carta dirigida a Adolfo Casais Monteiro:

Sea como fuere, el origen mental de mis heterónimos está en mi tendencia orgánica y constante a la despersonalización y a la simulación. Estos fenómenos afortunadamente para mí y para los demás se mentalizaron en mí mismo; quiero decir, no se manifiestan en mi vida práctica, exterior y de contacto con los demás; hacen explosión hacia adentro y los vivo yo a solas conmigo.

Conocida es la asociación del nombre de Pessoa a la noción de máscara, el hecho de que pessoa en portugués significa “persona” y persona en latín, “máscara”, la cual era usada por un personaje teatral.
Acerca de la máscara sagrada Titus Burckhard señala que:

…la individualidad de su portador no solamente desaparece ante el símbolo revestido, antes se funde en él hasta tornarse en instrumento de una “presencia” suprahumana. Porque el uso ritual de la máscara va mucho más allá que una simple figuración: es como si la máscara, al cubrir el rostro o “yo” exterior de su portador, pusiera al descubierto, al propio tiempo, una posibilidad latente en él. El hombre se vuelve realmente el símbolo que ha revestido, lo que presupone a la vez una cierta plasticidad psíquica y una influencia espiritual actualizada por la forma de la máscara. Por eso se considera generalmente la máscara sagrada como un ser real...

Más adelante Burckhard proporciona esta definición de “máscara”:

…por “máscara” entendemos ante todo una cara artificial que recubre el rostro del portador; pero en muchos casos –en el teatro chino, por ejemplo, o entre los pieles rojas– una simple pintura de la cara tiene la misma función y eficacia.

Si una pintura en la cara puede tener la misma función de una máscara, ¿por qué no un nombre que busca esa misma efectividad? Aunque cada uno de los personajes referidos a lo largo de la plaquette pudiera ser Albión, como una máscara detrás de otra, finalmente el nombre de guerra pertenecería al autor del libro y del título: Sergio Ernesto Ríos, el último firmante.
Josu Landa, en su ensayo Nombrar lo que nombra, afirma sobre una de las funciones del título del poema:

…si el título de un poema opera como su nombre, como la voz o conjunto de voces con que se identifica, es porque trata de ofrecer una referencia básica de su sentido estético; porque pretende decir algo sobre lo que el objeto-poema es. Es decir, procura poner sobre aviso, al lector, acerca de lo que aspira a expresar el texto poético (…) el título tiene un carácter intencional y constituye un buen “pretexto” para incidir poéticamente en la suerte del texto poético.

Así las cosas, Mi nombre de guerra es Albión identifica a conjunto de poemas que lo conforman y señala en ellos una intención estética, una actitud de provocación, de reto ante un adversario… Albión: un nombre de guerra. ¿Por qué Albión? De acuerdo al Diccionario Akal,

Albión bien puede ser una forma italo-celta que en irlandés medio se presenta evolucionada en albbu, genitivo albban, refiriéndose a la isla de Gran Bretaña. Albión era el primitivo nombre griego para nombrar la actual isla de Bretaña.

Curiosamente, en el nombre Albión hallamos una referencia doble a la isla de Bretaña y a la cultura griega que ya antes encontramos en el poema que cierra la primera sección y antecede, por tanto, a la segunda, “Mi nombre de guerra es Albión”, homónima del título general de la plaquette. El Diccionario Akal acusa más adelante otro dato interesante:

…también en latín aparece albion relacionada con la palabra celta Albus, “blanco”. En irlandés antiguo aparece como alba y alban, y en galés como alban significando “la tierra blanca”.

Albión es un nombre asociado a la blancura, la claridad. Una noción opuesta al manifiesto hermetismo de la simbología personal del autor. Es decir, el nombre le da claridad al tiempo que oscurece a su adversario. Y su adversario lo es en la medida que no lo comprende. “… las máscaras rituales de los esquimales (…) de los indios de la costa del noroeste americano o las de ciertas tribus negras, sólo son inteligibles para el que conoce todas sus referencias simbólicas”, afirma Burckhard.
En la cosmogonía de William Blake –otro londinense– Albión aparece como un gigante hijo de Neptuno que personifica a Inglaterra. De nuevo encontramos un cruce de sentidos entre la antigua mitología griega y la cultura inglesa. Y he aquí un fenómeno revelador en el universo blakiano: “los cuatro zoas o aspectos del alma humana integrados en la unidad constituyen Albión en su forma más perfecta, esto es, el hombre arquetípico”.
Y una pequeña pista más, si es que en este encapsulado de referencias que esconde Mi nombre de guerra es Albión resulta válido tejer suposiciones: el poeta, también inglés, Dante Gabriel Rossetti (de quien Ángel Ortuño nos da a conocer que un par de versos suyos se incrustan en el poema IV de la sección The Colony Room) fue uno de los primeros artistas en reconocer el valor de Blake, incluso a “una colección de cartas y un cuaderno de notas con apuntes y algunos poemas breves que (Blake) escribió entre 1793 y 1818” se le denominó Manuscrito Rossetti. Surge así otra relación admirativa, de admiración, entre personajes, en este caso de Rossetti por Blake.
La segunda sección del libro o plaquette que, como hemos dicho, se titula “Mi nombre de guerra es Albión”, retoma de manera más que evidente esta actitud tan solo esbozada en la primera parte: en efecto es una declaración de guerra, de principios. Ya hemos citado la fuerza declarativa del primer verso, “quiero ser original”, para después, en efecto, ser testigos de la puesta en práctica de esta originalidad en el consiguiente desarrollo del poema:

saltar los endimiones
los dicotiledones
los dípticos egipcios
los tableros con cabezas de rinoceronte
correr por donde apuntan sus hocicos

El hermetismo de los anteriores versos es seguido por otro par esclarecedor:

como soy un gran artista pido los mayores decibeles


yo me entiendo:

Y el autor continúa llevando a cabo en el poema –como en el resto del libro– su propia “lógica extraordinaria”.
“desde una línea de demolición”, el segundo poema de la segunda parte del libro, tiene por protagonistas un par de travestis, shemales. Redactado en una prosa continua, sin signos de puntuación, detona las significaciones de tal manera que su ritmo y cadencia nos encantan hasta el punto en que no importa si no somos capaces de asir su significado último. El poema es un golpe demoledor, en el que resurge la idea de la máscara que permea el volumen entero: el travesti es la manifestación de una tipología que permite a la persona la liberación de su yo oprimido en la vida cotidiana, hace evidente la ocultación de su yo verdadero tras otra máscara invisible: el rol definido por la sociedad.
Los siguientes poemas no tienen protagonistas declarados u ocultos ni sabemos quién los enuncia. Podrían pasar por canciones debido a sus excelentes cualidades rítmicas.
No basta enunciar la originalidad, hay que llevarla al límite, hasta sus últimas consecuencias. Así, Bacon, Pessoa, Blake, Aeschylus... Máscaras temporales del autor, posibles emanaciones –un término de Blake– de Albión, el nombre de guerra de Sergio Ernesto Ríos.
No queda de otra que apagar las luces, como en el poema perteneciente a The Colony Room donde el paciente del pabellón psiquiátrico termina por “dejar a la noche sus ficciones”.




Textos leídos en la presentación de Mi nombre de guerra es Albión en la FIL de Guadalajara el sábado 27 de noviembre.

25/11/10

18/11/10

MI NOMBRE DE GUERRA ES ALBIÓN








Mi nombre de guerra es Albión

Sergio Ernesto Ríos








como soy un gran artista pido los mayores decibeles







yo me entiendo:



levas micotelepáticas

lapos frigomesiánicos










esta es la vieja escuela
y entra en una punta negra

sólo de lógica extraordinaria






amárrame las manos
impide que aniquile
el odio y el riñón del francés
el feto que enterramos bajo un árbol






el bósforo pasa como un escuadrón de la muerte
tendido entre dos catres








desde una línea de demolición


ella es santino y fredo shemales caminando como androides sobre repisas naranjas esos días cuando el cielo es una envoltura plagada de reflectores carmesí una involución una manera de llegar al final del baile saltar como un ornitorrinco moverse con ortopédicos dentro de las piernas y los pies rocosos por químicos de cierta energía que tambalea de lado a lado pero esto sólo existe en la quijada como un puñetazo cinco veces mayor a una esfera de acero el ojo tokio de siete a nueve el ojo tokio como una quilla que confunde una cosa y otra tan sólo mirando murciélagos que se incineran en las nubes la música demasiado gastada de afilador no sé qué haré con el tokio que llora en alguna parte es un vuelo cardinal es una estrella de junco de utilería que se expulsa ella dirá princesa buenos días fredo rompiste mi corazón feliz año sólo leo libros para sanar el alma libros que me adentran en mis vidas pasadas badajos que me gustaría ver en un arreglo floral somos un clan tóxico faunos elásticos alrededor de tu vestido la propaganda que silba un fumigador aficionado al megalítico











voy al no tokio rent
voy a las tres puertas
voy a la película muda de un avispero de gitanos

la noche es un acoso de azogue y perlas nítidas
la niña arsénica en cabellos rojos sobre la rama










esta canción se llama lo que pido de ti
un catafalco alumbrado por moscardones que se derraman como un largo eclipse
eso que existe en una corona de oscuridad
la cabeza en el mástil
los pies sobre los vidrios
árboles que sacuden pequeñas cimitarras
tiza celeste
el libro en que repruebas la misericordia del elefante africano
la tierra plana
la sombra instrumental por el jardín ceñido
un polígono de deserción









un valium por favor
un ciento de nomenclaturas de embriones

mi nombre de guerra es Albión

16/11/10

Curso de Poesía Latinoamericana en San Luis Potosí

14/10/10

Muerte del dandysmo a quemarropa o lo que opina la gente de mis poemas




Muerte del dandysmo a quemarropa o lo que opina la gente de mis poemas

1. Usted es un especialista en excursiones al infierno.
2. Lo que lleva escrito equivale a un doble registro de nacimiento y defunción.
3. Cuántas flores retóricas pone sobre su tumba.
4. Se resiste a la luz y la genera, en la dirección de uno de sus más breves y contundentes versos es una “sobre-ausencia”. Un graznido en un guante de seda.
5. Quiere cantar una canción iluminada por el sol, soltar las velas sobre los mástiles en el aire, soltar los tigres y leones en los patios.
6. Se trata de la muerte del dandysmo a quemarropa, avispas con peluca y jirafas tripulantes en paracaídas.
7. La gente prefiere leer su horóscopo en cajas de cerillos.
8. Lo siniestro puede ser condecorado.
9. La poesía es un crimen que no puede realizarse sin cómplice.
10. La poesía es un hospital donde cada enfermo está poseído por el deseo de cambiar de cama.
11. Si exprimiéramos el cerebro de un poeta el líquido obtenido semejaría almíbar al lado de la hiel que segregan algunas tristezas.
12. Cuando comparo mis poemas con los suyos me da la sensación de estar en un triciclo de pedales al lado de la turbina de un avión.
13. Es una catástrofe en ningún lado.
14. El último pensamiento es transformarse en un ruido, en un enorme cuarto oscuro, un cuarto lleno de ruidos.
15. Es la puerta que permanece cerrada.
16. Es un literato natural: tiene la espontaneidad de un esquimal muerto en un iglú.
17. También el uso aristocrático de las palabras puede ser condecorado.
18. El poema es la cabeza de un luchador de sumo que no se decide a bajar la resbaladilla.
19. Los poemas son como diminutas madres-topo desfallecientes dando a luz en una isla que en ese instante declara una ley para exterminar a las madres-topo y sus crías.
20. Se me figura la llamada de un extraterrestre desde una cabina telefónica pidiendo la dirección de una clínica para desintoxicarse, aunque en realidad se trata de una transmisión telepática completamente silenciosa y nadie lo advierte.
21. Pienso en el emperador de “El traje nuevo del emperador” agazapado en la torre de un palacio invisible.
22. No me canso de leer y releer su prosa-en-abismo. Muy debajo de la línea del silencio hay una cosa vecina de los brotes del inconsciente.

Sergio Ernesto Ríos

19/8/10

SEMEFO

Publiqué SEMEFO en 2006.

Acá va el pdf:

http://www.mediafire.com/?fktcf988k1y4ygl

Y el primer poema:


I

No el informe policial
sobre la granada de mano

el examen del belfo está

algo
un sobrenombre en la rigidez

mi ciprés de Silos
:
E vi descer do céu um anjo
que tinha a chave do abismo
e uma grande cadeia na sua mão


un candado en forma de pez
un pez en forma de estertor

es un juego de infancia

los gatos tienen palpos
los caballos piel de estiércol

mi mujer era taxidermista
sin horario predecible

yo fui una cara del cartón

no había sueldo apenas la vitrina

una cortina prehistórica
a la mañana siguiente

anestesias
datos para conciliarse

te parezco

una hipodérmica en la sien
un bocado de litio

qué haces con los palpos
resolviendo un paso sostenido
de bailarina al centro de la mesa

qué haces con el cordón vencido
en una postura de corte sagital

hay modo de devolver el feto

en África
en una hoguera

desnudos tal vez
y nadie para extirpar al caníbal

quiero llamarle la persona feto
a mi mujer taxidermista

el Señor y la Señora Feto
celebraron un sentido ágape


en honor al quinto de su prole

el día tal del año en curso

se consigna
en la primera plana de sociales
arriba de las nupcias
debajo de la esquela
del prohombre

ya no tengo
las vísceras comunes

tampoco dentadura
ni tres amalgamas

mis ojos venían
en una envoltura de plástico
de China


con la advertencia
:
For toys only

en hebreo finés y lusitano

hay aserrín
en el lugar del esternón

hay un estilete muy fino
en la mano izquierda

(soy zurdo)

saludas erguido
casi importante al fin

dijo mi mujer
dijeron mis conocidos


los que pagaron la entrada
los que compraron el souvenir

pero un hombre no hace museo

17/8/10

De cetrería







Va el link de mi segundo libraco De cetrería (2004) en pdf:


http://www.mediafire.com/?dex3bkv359z8242


Acá un poema:


CENSURA

(Anacronía a modo de testaferro)

Peligroso a los mancebos aún, y por igual a los amancebados, con trajín de idas y vueltas (como abundé durante el Sermón de los Gatuperios Carnales), y a todos los humores sin recato de seso, y fe de marrano, y átomos torvos, es la avería que por bastardo asunto, usa el tal tratado intitulado “De Cetrería”, con montes de fingimiento; que jamás vi siquiera entre los naturales de la Panonia a la Aquitania, que parece hechura de pesuños remotos porque nada contradice la dicha ruindad que de los que en las provincias de las Indias moran; que mucho ofende el estómago de la cristianía; que parece fórmula liviana de oráculos, y hay brujas (MAELLUS MALEFICARUM), y aves de sortilegio; que si engarza esta palabra con esta escura, ninguna regala y todo queda tartajoso. Ansí para el falseario, que escribió el tal tratado intitulado “De Cetrería”, sea mejor el vulgo de la soledad y escuela el llamado somorgujo. Ansí ni pliegos, ni maravedí, ni óleo de impresión para este recóndito bestiario. Ansí destiemple cada yantar, y se ayunte ojo y oreja de aguijones de pecado, para el que hogaño lo leyere.

3/8/10

Piedrapizarnik (2004)



Acá aparece completo en pdf:

http://www.mediafire.com/?qy7fsstuzs105no

2/8/10

MALTA MORENITA de Claudio Bertoni

MALTA MORENITA

¿Qué cuándo pasé para tu espalda?
Ya no me acuerdo y no me acuerdo de casi nada cronológicamente
estaba yo en tu espalda mis manos en tus nalgas diciéndote
lo inefablemente ricas blandas blancas redonditas e imposibles
de violar exhaustivamente que eran cuando pensé la hora era justa
para preguntar si te importaba o no que untara el copi en cerveza
Y lo pregunté después de haber tomado un trago como algo adicional
cuando el conchito éste lo había guardado calientemente y con
intención para introducir esta nueva fiesta en nuestra unión
No, no me importa
y el temblor de tu voz preludió lo que se nos venía encima
Me lo di vuelta y ardió y lo introduje y raspó empapado y el glande
se inundó de bordes ruiditos que aplastaban raspaban y refregaban
lo que a gritos pedían tus convulsiones fuera raspado y refregado
hasta el ramillón, éxito en vista del cual, derramé toda la cerveza
que quedaba –que no era mucha– y me hundí entre tus piernas y
sorbí y chupé y lengüeteé y regurgité entre las nalgas y te lamí
la guatita y te pregunté si te importaba que el cobertor estuviera
empapado con cerveza y dijiste que no al mismo tiempo que lo
echábamos a un lado y yo te lamía los muslos y las rodillas y
parte de las nalgas y sobre todo en las proximidades del tajo
en donde convergían los flujos y yo escupía sin cesar
¿Te importa que traiga otra cerveza?
–pregunté idiota–
y de vuelta me detuve para tomar un trago frente al espejo
del living imaginando que un poco de alcohol demoraría la eclosión
pero entré al tiro y allí encima de ti tomando un trago
te di vuelta media botella en el culo
Casi acabo con el grito que diste
y me fui de fauces contra los domos blancos y húmedos estilando
y la voluptuosa lamida de un trasero resbaloso y brillante
y la criatura que lo revuelve y lo empina como tú lo empinas
Desde el ombligo y pasando por tu apestosa fauce hasta las caderas
y tu cintura recorría la chupada y tú no habías dicho antes
chupar
ni tanto ni tan calentadoramente chúpame éste
y ahora el otro
el
¿qué quieres que te haga?
lo usabas también ahora
¿sientes cómo
te cuelgan?
te pregunté,
viéndote colgar,
no las tibias
dulces palomitas
¡pero
las tontas
tetas!
Hiciste un canalcito empujando las mismas con tus antebrazos
apoyando en el respaldo de la cama volviéndolas turgentes y me pediste:
¿por qué no me la echas por éste canalcito?
y el jugo llegó a tu herida
inundándola incendiándola al mismo tiempo que yo y la eclosión
de jugos y mi lengua y mis labios y mi nariz y mis párpados y mis
mejillas y mi barba y mis cejas y mi pelo y mis orejas todo resbalándose
y succionando y sobando tus dos dunitas lujuriosas

Después varias veces y en diversas posiciones te dejé caer malta
y terminamos embetunados de pies a cabeza y la cerveza vuelta seca
hacía duro el roce y rico y me levanté a buscar otra botella y te
pedí así a la pasada que te pusieras una bonita ropa interior
y escogiste los negros de seda con encajes como los negros de seda
con encajes y además con cierre eclair que Marcelo le robó
Nueva York a la Vicky y te los puse y te lo hice por el lado y por
debajo y te lo saqué y te seguí derramando cerveza y te propuse
una idea que rumiaba desde hacía días y que consistía, a grandes rasgos,
en recorrer tu casa desnudos histéricos de calientes deteniéndonos
en los lugares más peregrinos –la mesa del comedor, el diván, debajo
de la mesita de la cocina, al lado del tocadiscos, sentados en el water
(con la tapa forrada en chiteco, cerrada), tirados en el suelo, en el closet y
etc. –
para follarnos y langüetearnos por todas partes y nos tendimos en el diván
pero no en una pose que te dolían las rodillas así es que nos levantamos y
nos tendimos en la cama de tus padres con mi poste tótem rubicundo a
más no poder y orgulloso el muchacho
te pedí hacerlo de todas las maneras
que desearas y tú te sentabas y me preguntabas:
¿cómo quieres que me mueva?
y en una posición dijiste algo que casi me aturde y en lo que no me había
fijado:
estábamos tendidos de espalda tú para un lado y yo para otro
como si fuéramos lesbianas unidas por mi falo a punto de ser arrancado
de cuajo en esa posición tan forzada pero tú estabas disfrutando demasiado
así es que me aguanté un rato el dolor y temor de tal posibilidad
en lo
que pensaba cuando me dijiste:
¿sientes cómo se nos tocan las nalgas?
¡Silencio absoluto!
¡El cuadrado del binomio!
¡Y un
dos
tres momia!
Así evitamos apenas
lo que parecía
inevitable
Hiciste otras poses de lado sentada todo el tiempo y preguntándome
qué ritmos y vaivenes eran los que yo prefería hasta que hiciste
lo que ya era hora que alguno de los dos hiciera y dándome la espalda
y tu domito EMPINADO y tus manos apoyadas en mis rodillas
oscilaste cada vez más rápido cada vez más rápido cada vez más lento
cada vez más lento y jadeaste cada vez más oscura y mariconamente
mientras yo te amasaba las nalgas como si fuera la masa para
el pan para las sopaipillas para los picarones y para las empanadas
y las dejé porque supe lisa y llanamente que era hora y el semen
las emprendió como un tren subterráneo a través de la uretra y tú
saltaste fuera porque no habías tomado anticonceptivos y yo me tuve
que ir de coitus interruptus
¡ven a mí!
creo que grité ridículamente
con una mano en el culpable impidiendo que cayera demasiado semen
en el cobertor y con la otra mano te tomé del pecho izquierdo y
te traje de espaldas encima mío.

Risas y comentarios
Duchas en el camarín
Y a tomar onces


71 (Verano)



Lo del silencio absoluto es cierto. Y lo del 1,2,3 momia también. Lo que no es cierto es lo del cuadrado del binomio. Yo nunca he conocido esa ley, como dice Woody Allen: by heart. Pero no importa. Hay otros métodos. En la película checa “Trenes rigurosamente vigilados” el protagonista es un eyaculador precoz al que un doctor le recomienda pensar en el fútbol, pero el fútbol, digo yo, tiene un problema: Los goles ¡¿Qué pasa si uno se imagina un gol?!

6/7/10

Cinema de los Sentidos Puros



Va completo Cinema de los Sentidos Puros (1931) de Enrique Peña Barrenechea.

1.-
Aun no he nacido. Lo que estáis viendo es magia. Aben-
Ad-Mar y las palomas que surgen de sus mangas de nubes
y oros.
Madre no va a creer. Y va a llorar. Va a llorar.
He estado cerca de sus ojos. Me he arraigado a su
angustia y a su risa. Pero es la verdad, amigos, que no he nacido.
Hasta ¡qué perfecta soledad, el mar es mar y la nave,
nave!
Pero yo os digo que es magia y vais a estar mirando
inútilmente a la nave y al mar.
Miento. Crece la lejanía. Crecen mis diez dedos. Y soy
una tarántula deforme que me asfixio y me gozo.
He dicho: Está perdido. Miento. He dicho: Está perdido.
Estoy mintiendo. He arrancado el secreto a la gacela
ciega a la lluvia albísima en el jardín lejano de las cítaras.
Oídlo: la música de lo perdido envuelve el mundo. Hace el
mundo. Hace la soledad crecer por mis cabellos.
No. Estoy mintiendo. Tremenda exactitud. Ciencia de
asombro y de tristeza, par a par, certeza a certeza, júbilo
a júbilo.




2.-
La mirada suspensa de los hilos del asombro en el
camino que hace de la lágrima al tiempo. El cielo acechando
la flor sonámbula.
El hombre aún puede avanzar en su vigilia hasta qué
lejana extensión de dominio, al impulso febril que brota
de su angustia.
Vago mundo de niebla, de alegría lejana –lejanísima–,
de la sonrisa que aromó el sueño del naranjo atónita por
el acento furioso de las mujeres ciegas con sus cabelleras
al aire, por las miradas hondas de los bociosos y sus
costos que se les enredan a los pies de falanjes terribles.
El hombre en el centro mismo de la soledad. Y el
tiempo lejanísimo siguiéndole de alba a alba, de estupor a
estupor por las zonas del arpa o la tarántula.
Estáis viendo. Triste alegría de la costa que nace al
recuerdo y que se esfuma pronto. El hombre siente entonces
en su carne el bullir de los mares y es una ola gigante
que se traga a sí misma. El hombre es el mar. Creedle, a
través de todas las latitudes y todos los designios.





3.-
Yo conocí al rey dorado de las cítaras, aquél que tenía
una preciosa barba de azucenas y hechizó la ceguera del mirlo.
He estado mil siglos en el laboratorio de los sueños y sé
que de la reacción de la noche y mis sienes, nacen los ojos,
la flor, la línea.
Vais a estar engañados. Hasta que punto vais a estar
engañados.
Entonces ni la misma alegría de los animales extraños.
¡Ah la gorgona enlucerada que puede modelar mi cuerpo
como una flor tremenda!
Forzar la soledad. Sorber en bruta soledad el último
rezago de aire.












4.-
Sucesión de lunas hasta acabar en eco.
La primavera un día nació de sus cabellos.
Animal primitivo mordedor de luceros. Debí seguir sus pasos
por la luz o la niebla.
Caja de brisa guardaba pena honda. Y el mar le cantó una
canción tierna para su sueño.
Geometría de nubes. Alfil del cielo. Ángulos de la sombra y
del perfume.
Me ha costado dolor asirme a tu recuerdo.















5.-
Revives. Ésta es la ruta que buscábamos. Hago mi
canto. Canto. Revives. Eres un color. No eres un color. Te
digo: Éste es mi sueño. Tú no sabrías qué decir. Te quedarías
como el sonido de la mandolina, como la lluvia que se enredó
en el arpa. Como ¡sabe Dios qué florecilla!
Revives. Escuchamos la misma música. Levantamos los
ojos y se nos viene un lucero a las manos como una
abeja, gozoso de nuevo goce, de una alegría que es
casi otra alegría y que pugna en sucesión de felicidad
y en desencanto de la misma.
Nuestros pies son de vidrio. Nuestras manos son de
vidrio. Nuestros ojos apenas son dos pétalos.
Hemos caminado toda la vida para este encuentro. Y
yo estoy alegre como ese animal rosado de mi sueño que
se tragaba los violines.









6.-
Al lado del ángel ciego. Con la flor de ojos muertos,
con la mano azul y feroz de los náufragos, el habitante
de su delirio.
Cuando nos llama un bronce por el cielo con llagas.
Mundo de celestía y magia perdurables. Mano de la estrella
sangrante que, a veces, es una flor de espumas.
Entonces yo puedo decir lo que es la desesperación.
Hurgando en la tierra de infortunio, atento al grito de
alegría. Sujetar los caballos rosados del alba. Este es mi pecho.
Este es el mar que nace de mí mismo.
Cuando-jubiloso guerrero- puedo cercenar las cabezas
doradas de las nubes.












7.-
Apenas canto vuelvo al más hondo olvido. A la zona
transparente de la naranja y el lirio, con celestes nenúfares
y con arpas de nieve.
No llorarás. No lloraré. Súbitamente, un ser sin nariz
que se traga su carne. Baba inmunda. Y la mala noticia.
Y el moscardón maldito. Vago al afán. Y al secreto por la
ciudad de sal y de infortunio.

















8.-
Bisonte rubio enreda tréboles en sus barbas de espuma.
Imposible colina. Alta torre de niebla.
Antropófago alegre se traga los paisajes. Y llora una
bandada de arpas por el cielo.
Tu asombro petrifica la gacela del alba.
Susto de las alondras cuando el mar es una hiedra
que repta por los árboles.

















9.-
Del biombo de la luna voló la golondrina. La mitad
negra, la mitad aire y al alero en que cante nadie la
escuchará.
Canonización del agua y la luz.
Reclinada en la casita, como un arbusto, la tarde novia.
Mano de arcángel y mitología dibujando palomas en la
lluvia.

















10.-

Tus ojos son las flores más tristes de esta hora. Y con
hilos de música te tejerán los pájaros una niebla rosada.
No. Ahora tú no existes. No podrás existir. Has volado
como un cielo a otro cielo, a otra brisa, a otro bosque.
Podrían crearte mi vista, mis sentidos todos, pero es
vano todo mi empeño de sueño o realidad porque tú ya no
vives ni en la niebla vaga, ni en dura tierra.
Amo este estar amándome a mí mismo. Hasta qué punto
el cielo es fácil y es certeza. Amo este crear un dolor nuevo
que es casi una alegría.
Yo insistiré en que no me creerás nunca. En que no me
van a creer nunca.











11.-
Primer atisbo de los tréboles. Cuando a la rosa le da
miedo danzar en el viento con un solo pie.
Comprendo que no tenía razón. Que sí tenía razón. Un
ejemplo de silabeo, de cartilla en prima: al a-gua le due-le
la fren-te.- Ah, pero los pianos cavan hondo y los malos
arcángeles muerden las rosas y las lluvias.
Carbonización de las gacelas. Curva del grito por encima
del cielo. Soledad de la música en los jardines del aire.
¡Cómo desespero de gritar con ferocidad última: aquí estás, aquí no puedes sino estar!















12.-
El silencio del mundo ha nacido en mi frente.
Tú vas a callar hasta que perfecta soledad de nube
remotísima, hasta donde están la sonrisa de la flor y la Virgen.
Yo cantaré la misma canción: la de las lilas en la barca
de la luna.
Apareceré en primer asomo, casi rosado, al alba.
La caracola del sueño apegada a mi oído.

















13.-
A Xavier Abril y
a Sara Acosta

Presencio esta guerra. Gozo. Los reyes en atmósfera
de atormentados lirios. La alegría furiosa de las flautas destrozando
con sus dientes la flora del mundo.
Aquí nace zona de delirio. Cuando puedo detener el camino
de las nubes con mis garras gorilas, cuando puedo comer
de la tierra más sucia y alimentar con mi angustia toda esa
zoología de sueño: las cítaras con sus cuernos dorados, el arpa
de cola de faisán, la naranja con alas de paloma.
He penado siglos y siglos para ambular ahora libre por
mi mundo, para coser con hilos de lluvia el desgarrado traje
de los limoneros, para deciros: Gozad. Alegraos de esta vida,
que es mía.










14.-
La música del cielo se abre como una rosa a nuestro
asombro.
La alegría de lo perdido hallado en el jardín de nubes.
Casa enana con su tejado de melancolía, con su ritmo de
lluvia y la primera alondra enamorada.
Ahí está el hombre. Un día el mar será una flor extraña
y embrujará la casa.

















15.-
La flor que nació en el aire. La flor que no nació. ¿Ves?
El cielo, a veces, baja hasta mis manos y otras veces es una
ola tempranísima en este mar de soledad.
¿Quién animó la ruta clara y sencilla? ¿Qué sueño iluminó
los primeros limoneros del alba?
Toda la noche estuvo mirándome el silencio sumiso
como un perro.
Esta es la casa con los soportales recios. Aquí se echan
a cantar las flores. Hasta aquí llega el mar con su manto
de espuma y sus lindos zapatos de madrépora.














16.-
A Guy Chambelland
A veces, llora mi inquietud una antigua nostalgia.
A veces, soy un guerrero bárbaro degollando las mañanas.
A veces tu “Voy a volver” lo he hallado en el primer atisbo
del mirlo a la lluvia.
Ahora cuando tu nombre no tiene letras y los ángeles te
traducen la palabra lejanía.
Cuando surgen flores en el aire. Una pequeñita isla de
niebla. Ahí vive la novia que se volvió, de repente, una gota
de agua.
Tu recuerdo sigue siendo la cosa más triste del mundo.














17.-
Yo ahogué la rabia de este sueño con esta flor y este
cielo.
Ahora soy el jardinero, loco, el sembrador de nubes en
esta soledad desesperada.
Canción lejana de tu acento. Dulce intención de asombro.
Aire de fuego para el pensado crimen del lucero.
Armador de esta nave de recuerdos, hoy ancla en este mar
sin horizontes.
Marinero embriagado con el licor morado de una estrella
tu nombre lo deshojo sobre el agua.
Ahora soy una isla. Ahora, cuando la soledad se recoge
en mis brazos, cuando se hace pequeña como un niño.












18.-
Ser el paisaje triste. El camino de aire para el clavel
con alas de mi sueño.
Miniaturista persa te dibujó el mar en cada uña.
Casa antigua a la sombra de este cielo, donde este mar
no quiere florecer una nave entre sus ondas.
Me angustio. Repito este arañar en el aire, este querer
correr hacia tus manos que deshojan la lluvia.

















19.-
Mi madre ha encargado un bosque para mi alegría
gorila.
Mi madre no miente nunca.
Ahora os voy a mostrar el primer paisaje de los sueños.
La gruta rosada de la luna en donde se acarician las
palomas.
Velero rubio que lleva a la novia del alfiler al huerto
de las morsas.
Mi madre sonríe. Y yo estoy al redor de sus cabellos
como los halos de los iconos.














20.-
En esta soledad, en esta dulce alegría de soledad, un
animal que muerde nieblas, que está contento con sus
recuerdos.
Una mano en el aire dibuja flores y crecen, crecen como
espumas de oro.
A la orilla de este sueño llegan los peces de los mares
antiguos, constelados de topacios.
En esta soledad nazco y envejezco; tengo mil años y me
piso las barbas.
Rabia gorila salvaje, clavo mis garras en las paredes
de tu ausencia.
Me curvo como un animal de museos, con escamas,
sin sexo, asqueroso.
En esta soledad me arrastro y dejo babas.
En esta soledad, a veces soy también un trébol, un hilo
de lluvia.
Pienso en el rapto de la luna por los ángeles bárbaros.
O en los ojos asombrados de la anunciación.
Yo desespero amigos de esta soledad. Yo estoy contento
amigos de esta soledad.




21.-
La luz es una flor triste para la fiesta lívida del mar.
Tu surges de esta hora, dulce clavel de sueño. Del límite
último cuando la carne asciende al cielo transparentada en la alegría de Dios.
Yo encanezco y trago nieblas.
Rabia oscura. Desgarrar alas de ángeles en tu memoria.
Ya es tiempo del asombro y no este hurgar a escondidas
del sueño.
Ya es tiempo de besar sumisamente las manos azules de
la madre y no este demoler la torre de aroma y agua de la
infancia, y no está rebelión que me acerca y me aleja y me
devuelve en grito y en locura.
Aquí vuelvo a decir mi pena. Perduro. Y canto con
calor de sal en los labios tajantes, gozoso en primera intención,
en plano de esperanza.










22.-
La nube jardinera y la luna esponjada de palomas.
Cuando voló la casa japonesa y enamoraba a los tréboles
tu risa.
Deletrea la lluvia su cartilla de oro.
Y el arpa que se duerme con la rosa en la mano.



















23.-
El mar incendiado detrás de los sueños. El grito desnivelando
las cortezas y el mar vertical devorando las montañas.
Ira del viento que deshilacha los témpanos y sus
enluceradas morsas.
Viene una bandada de águilas gigantes con collares de
estrellas marchitas.
Vienen, otra vez, el mar y el silencio de los más secretos
bosques. Y las olas feroces que se tragan la casa.
















24.-
Bodas tristes de libro y de la espuma.
Abriremos la luna como un libro rosado en las rodillas.
Por el mar de la brisa el barquito de vela de la música.







* *



Ved al mago sentado en el umbral del sueño. Y cabezas
de leona con diademas de música.
Ved la cueva de ópalos de los instantes adorados. Y el cielo
repasando en el piano del alba.
Fosforecen los peces. La celestía de Asia. Las gacelas rosadas
del bosque de la luna.
Ved al mago y sus barbas por donde sube el mar tejiendo
nácares.



Acá está el pdf para descargar:

http://www.mediafire.com/?v3ctfs5cnoa1np1

30/6/10

Valium bros.





Quedan todos invitados a jugar "Un valium por favor" nueva entrega del proyecto concretoons de Benjamín R. Moreno, un recorrido por cinco poemas míos en busca del valium de la felicidad, en el blog encontrarán también los concretoons anteriores.





http://concretoons.blogspot.com/2010/06/falta-de-ghost-un-valium.html

8/4/10

DOS FRAGMENTOS DE ODAS / ÁLVARO DE CAMPOS

Traduje este poema de Álvaro de Campos / Fernando Pessoa que es uno de mis favoritos.


DOS FRAGMENTOS DE ODAS
(Finales de dos odas, naturalmente)


I


Ven noche, antiquísima e idéntica,
Noche Reina nacida destronada,
Noche igual por dentro al silencio, Noche
Con estrellas lentejuelas rápidas
En tu vestido orlado de Infinito.

Ven, vagamente,
Ven, levemente,
Ven solitaria, solemne, con las manos caídas
A tu lado, ven
Y trae los montes lejanos al pie de los árboles cercanos
Funde en un campo propio todos los campos que veo,
Haz de la montaña un solo bloque de tu cuerpo,
Bórrale todas las diferencias que noto a la distancia,
Todos los caminos que la escalan,
Todos los árboles diversos que crean un verde-oscuro de lejos.

Todas las casas blancas y con humo entre los árboles,
Y deja sólo una luz y otra luz y otra más,
En la distancia imprecisa y vagamente perturbadora,
En la distancia súbitamente imposible de recorrer.
Nuestra Señora
De las cosas imposibles que buscamos en vano
De los sueños que vienen a nosotros al crepúsculo, en la ventana.
De los propósitos que nos acarician
En las grandes terrazas de los hoteles cosmopolitas
Al son europeo de las músicas y de las voces cercanas y lejanas,
Y que duelen porque sabemos que nunca los realizaremos…
Ven, y envuélvenos,
Ven y acarícianos,
Bésanos silenciosamente en la frente,
Tan levemente en la frente que no sepamos que nos besan
Sino por una diferencia en el alma.
Y un vago sollozo partiendo melodiosamente
De lo más viejo de nosotros
Donde tienen raíz todos esos árboles maravillosos
Cuyos frutos son los sueños que acariciamos y amamos
Porque los sabemos ajenos de lo que hay en la vida.

Ven solemnísima,
Solemnísima y llena
De unas ganas ocultas de sollozar
Tal vez porque el alma es grande y la vida pequeña,
Y todos los gestos no salen de nuestro cuerpo
Y sólo alcanzamos hasta donde llega nuestro brazo,
Y sólo vemos hasta donde llega nuestra mirada.
Ven, dolorosa,
Mater Dolorosa de las Angustias de los Tímidos,
Turris Ebúrnea de las Tristezas de los Despreciados,
Mano fresca sobre la testa enfebrecida de los humildes,
Sabor de agua sobre los labios secos de los Cansados.

Ven, de allá del fondo
Del horizonte lívido,
Ven y arráncame
Del suelo de angustia y de inutilidad
Donde vegeto.
Arráncame de mi suelo, margarita olvidada,
Hoja por hoja lee en mí no sé qué señal
Y deshójame a tu gusto,
A tu gusto silencioso y fresco.
Una de mis hojas lánzala al Norte,
Donde están las ciudades de Hoy que yo tanto amé;
Otra hoja mía lánzala al Sur,
Donde están los mares que los Navegantes abrieron;
Otra hoja mía arrójala al Occidente,
Donde arde al rojo vivo todo lo que tal vez sea el Futuro,
Que yo sin conocer adoro:
Y otra, las otras, el resto de mí
Arrójalo al Oriente,
Al Oriente de donde viene todo, el día y la fe,
Al Oriente pomposo y fanático y caliente,
Al Oriente excesivo que yo nunca veré,
Al Oriente budista, brahmánico, sintoísta,
Al Oriente que tiene todo lo que no nosotros no tenemos,
Que es todo lo que nosotros no somos,
Al Oriente donde – ¿quién sabe? – Cristo tal vez todavía hoy viva,
Donde Dios tal vez exista realmente y gobierne todo…

Ven sobre los mares,
Sobre los enormes mares
Sobre los mares sin horizontes precisos,
Ven y pasa la mano por el lomo de la fiera,
Y cálmala misteriosamente,
¡Oh domadora hipnótica de las cosas que se agitan mucho!

Ven, cuidadosa,
Ven, maternal,
Paso a paso enfermera antiquísima, que te sentaste
A la cabecera de los dioses de las fes ya perdidas,
Y que viste nacer a Jehová y a Júpiter,
Y sonreíste porque todo te es falso e inútil.

Ven, Noche silenciosa y estática,
Ven a envolver en la noche, manto blanco
Mi corazón…
Serenamente como una brisa en la tarde leve,
Tranquilamente como un gesto materno acariciando,
Con las estrellas brillando en tus manos
Y la luna máscara misteriosa sobre tu cara.
Todos los sonidos suenan de otra manera
Cuando tú vienes.
Cuando tú entras bajan todas las voces,
Nadie te ve entrar.
Nadie sabe cuando entraste,
Sino de repente, al ver que todo se recoge,
Que todo pierde las aristas y los colores
Y que en el alto cielo aún claramente azul
Ya creciente nítido, o círculo blanco, o mera luz nueva que viene,

La luna comienza a ser real.





II

¡Ah el crepúsculo, el caer de la noche, el encenderse de las luces en las grandes ciudades
Y la mano de misterio que ahoga el bullicio,
Y el hartazgo en nosotros que nos corrompe
Para una sensación exacta y precisa y activa de la Vida!
Cada calle es un canal de una Venecia de tedios
Y qué misterioso el fondo unánime de las calles,
De las calles al caer la noche, ¡oh Cesário Verde,
Oh Maestro,
Oh del Sentimento de um Ocidental!

¡Qué inquietud profunda, qué deseo de otras cosas,
Que ni son países, ni momentos, ni vidas,
Qué deseo tal vez de otros modos de estados de alma
Humedece interiormente el instante lento y lejano!

Un horror sonámbulo entre luces que se encienden,
Un pavor tierno y líquido, apoyado en las esquinas
Como un mendigo de sensaciones imposibles
Que no sabe quién se las puede dar…

Cuando yo muera,
Cuando me vaya, vilmente, como toda la gente,
Por aquel camino cuya idea no se puede encarar de frente,
Por aquella puerta a la que, si pudiésemos asomar, no nos asomaríamos
Para aquel puerto que el capitán del Navío no conoce,
Sea a esta hora digna de los tedios que tuve,
A esta hora mística y espiritual y antiquísima,
A esta hora en que tal vez, hace mucho más tiempo del que parece,
Platón soñando vio la idea de Dios
Esculpir cuerpo y existencia nítidamente plausible
Dentro de su pensamiento exteriorizado como un campo.

Sea a esta ahora en que me llevéis a enterrar,
A esta hora que yo no sé cómo vivir,
En que no sé qué sensaciones tener o fingir que tengo,
A esta hora cuya misericordia es torturada y excesiva,
Cuyas sombras vienen de cualquier otra cosa que no son las cosas,
Cuyo pasaje no roza vestidos en el suelo de la Vida Sensible
Ni deja perfume en los caminos de la Mirada.

Cruza las manos sobre la rodilla, oh, compañera que no tengo ni quiero tener.
Cruza las manos sobre la rodilla y mírame en silencio
A esta hora en que no puedo ver que tú me miras,
Mírame en silencio y en secreto y pregúntate
– tú que me conoces – quién soy yo…