A Alí
Imago Ferris o cualquiera de sus epígonos les digo que llamar crítica al no me gusta, no entendí, está en otro
idioma lo dice todo de sus carencias y
también todo de sus ambiciones. El golpe ceibita ¿a dónde los lleva? ¿Al piso
de publicaciones en el próximo sexenio? Es su campaña de toda la vida, lo
intentaron con la revista Crítica con Dorra y la BUAP y ahora a pocos meses de que
la podredumbre sexenal renueve sus votos esperan montarse en la cresta de la
ola. En el círculo de los bojolotes late un bello corazón priísta, su poética: mentir,
difamar, protegerse y repartir el botín. Una operación masónica para
encumbrarse. Digan lo que quieran pero no usen sus carencias con fines de
lucro. Todos sabemos de sus aspiraciones, se notan más que su ¿literatura? en dizque reseñitas y dizque crítica y dizque antologías, premiados y aplaudidos por sus
enanos mentores no hay nadie que los lea, si no cacarean. Pero ojo, lo que
leemos de su secta son estas farsas que montan, esta es su Obra, su Don y Trascendencia,
expertos en farsas, en chismes, en rebajar cualquier asunto a sus términos
primitivos y estériles. Ustedes no solo son poetas (el pestífero esquema old school del poeta funcionario mexicano)
menores, sino masones menores y corruptos menores. Burdos, sumamente burdos.
Siempre se nota la pezuña que mece la cuna. Su desgracia consiste en que no
pueden engañar a todo el mundo y no pueden sobornar a todo el mundo. Pero sean
claros, el poder se llama poder, literatura y crítica nunca serán, acéptenlo, al
menos les concedería ser una rapiña coherente y tiernos cefalópodos snob con
sombreritos panamá y fervoroso corazón de diputado de pueblito. No les importa
el país y menos la poesía. Basta de
proclamarse la poesía mexicana. Son caciques (y muy chafas) de sus ficciones. Revelen
el nombre de su logia, les vendría mejor, tienen nombres lindos y pomposos tan
pasados de moda como ustedes.
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