Entrevista
a Sergio Ernesto Ríos
por Francisco Rangel
FR: Una de las
cosas que he ido aprendiendo es que cada poeta tiene su idea de poema. ¿Cuál es la tuya?
SER: Creo que el poeta no es un fingidor, pienso
que el fingidor es el poema. Que el poema es un Keyser Soze, quiero decir un turco-alemán,
inclasificable y despiadado, un marrullero que se hace pasar por un tullido,
inocuo, bobo y conciliador. Pero en realidad es el mayor hijo de puta, nos
manipula y juega con nosotros, nos extermina, siempre saldrá libre de la prisión.
FR: ¿Qué se observamos en un poema? ¿Cómo podemos saber que estamos frente a uno?
SER: No sabemos nada, asumimos gustos y
mezquindades, desde ahí hablamos de un poema. En mi libro “Muerte del dandysmo
a quemarropa” uso de epígrafe unos versitos de Arturo Carrera: “pero yo era estúpido
porque no sabía que la poesía estúpida es atrayente y fascinadora”. Sé lo que
no es poema para mí, lo que me aburre en la escritura de la gente alrededor:
las modas, lo trillado, lo cursi, lo grandilocuente, lo ingenuo, lo
supuestamente loco o vanguardista o radical que pretenden ser cuando tienen una
conciencia pasiva y una soltura de contador público (y ni siquiera de contador
público en quincena dispuesto deschongarse un poquito). Son bambis rapándose
una mohicanita fosforescente armados con altavoz haciendo pataletas, y aunque
pongan un dj mezclando ruiditos o un saxofonista bicéfalo de tres brazos
tocando en flor de loto arriba de un pepino, nunca dicen nada. Son grandes
publirrelacionistas viviendo en la literatura,por eso tanta validación de
amigos y mafias, nada de poemas. Y las modas, estoy cansado de tanta poesía
chilena, de tanto hijo del Santo Cristo Zurita, son cachorros de la cruza entre
Guaripolo y Gabriela Mistral. No me interesa estar frente a un poema así.
Rogelio Saunders ha publicado los poemas más increíbles de este nuevo siglo, lo
hizo en Aldus, ¿circuló, alguien habla de él, fue leído? Lo encuentran en la
librería más piojenta de su barrio, si su barrio se llama D.F. a solo 20
pesitos. Y el lugar del encuentro entre los lectores y el poema, su examen, su
vindicación debiera aparecer en las reseñas de libros, pero qué hay ahí, apenas
un blowjob descarado, los
apapachos lúbricos que claman a gritos: invítame a tu encuentro, llévame a
pasear a __________, públicame, dame buffet. Y ni hablar de Avelino Yépez, ¿esa
es la conciencia crítica del país? ¿Alguien cree en eso? El poema está a solas,
en alguno de los lugares más improbables del mundo: los libros, las
bibliotecas, las librerías.
FR: Hace algún tiempo hablábamos de leer cosas que te sacaran de la realidad,
que te incitara a volver a reconstruir. ¿Sigues pensando eso? ¿Qué recomiendas leer para que eso suceda?
SER: Recomiendo leer la realidad al revés,
entender que en este plácido regreso de la dictadura priísta todo es un escenario
manipulado en aras de la fotogenia y la producción. Por ejemplo si alguien les
dice que es un círculo de poesía en realidad es un gremio de pasmarotes muy
cuadrados con una orgullosa pyme vergonzosamente poética.
Acto seguido, un gran libro es un acto de
terrorismo. Y para encontrarlo ya dije la fórmula: leer lo desdeñado, lo que
hacen menos, aquello olvidado, los poetas sin homenajes, sin medallas, los que
no tuvieron cinco campeonatos mundiales, desconfíen del premio nacional último
modelo, las casas de poetas, los mausoleos, las editoriales independientes no
lo son; las cartoneras solo querían ser un canon de cartón, uno un poco más efímero, endeble, y con portadas mal
hechas; el establishment tiene todos los rostros y ninguno. A Ángel Guillermo Chirinos
Cúneo lo publicó su mamá. Desconfíen de los preceptos y los poseedores de la
Verdad y la Poesía.
FR: ¿Qué te orilló a escribir?
SER: Ninguna orilla. Quizá algo de azar y mucho de ocio.
FR: Sé que comenzaste a escribir narrativa (ciencia ficción),
¿Cómo fue la evolución
hacia la escritura de poemas?
SER: Suena muy profesional dicho de ese modo, yo
diría que de adolescente mientras leía a
la gloria local, Alberto Chimal, intentaba escribir cuentitos de robots en
estaciones espaciales donde no pasaba nada. La ironía es ver que 15 años después
Cuarón gana Oscar por la misma fruslería, qué se fizo Lem, qué fue de tanto
Tarkovsky…
FR: ¿Un escritor se forma, se nace con ello o se va a la
universidad para serlo?
SER: Creo que un escritor se deforma, necesita
nacer muchas veces y la universidad puede ser o no.
FR: ¿Consideras que un escritor debe ser crítico?
¿Con otros escritores, con su
entorno?
SER: Considero que un ser humano debe ser crítico.
FR: ¿Por qué hacer un poemario titulado con una actividad: la
caza con ave?
SER: Odio la palabra poemario. Escribí un libro
con el tema de la cetrería porque me encantaba en ese momento el lenguaje de
los tratados medievales y del barroco, sus ritmos, sus sonidos, las
palabras.
FR: ¿En qué o dónde reside la belleza?
SER: ¡En mi novia!
FR: ¿Cómo es la belleza de las palabras?
SER: No diría belleza, algo más abarcador y
absurdo sería preguntarse por su personalidad, los tantos inquilinos que la han
usado, sus significados, su historia.
FR: La traducción.
¿Cómo llegaste ahí?
¿Qué se traduce, las
cosas, las palabras, la melodía del texto?
SER: Lo primero que traduje fue intentando
mejorar mi comprensión del texto, eran poemas de Margaret Atwood y de Eugénio
de Andrade. Prefiero un texto literal,
en el caso del portugués no es remotamente posible salvar su música. Nuestro
castellano es una monjita medio parca.
FR: ¿Qué nos recomiendas leer?
SER: Gonzalo Arango, Carlos A. Aguilera y Kin
Taniya.
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