De ovíparos nunca nacen bebés
katana
La membrana de un
reptil detecta sonidos; torturado con instrumentos diversos, maquinas de
imposición, calefacciones de lasca, glaseos de metileno, trituradores en la
parte maxilar, a guisa de tentáculos en rotación. Se inflama el lanugo, el
cuerpo esférico pequeño para así procesar, en su gusto, una pieza lenitiva; en
los aligátores los dientes no son visibles, en el diafragma se introduce un
trozo semejante a una galeaza con sulfuro natural de plomo, para desparejar las
masas escamosas en la cavidad ventricular se esconde un instrumento paulatino
de hidrocución, entre el tercer parpado y las fosas nasales se estimula una
hemorragia con una prensa hermética, el tegumento cervical se aísla con un aspa
dentada si está echado sobre el vientre.
Sergio Ernesto Ríos
Publicado en la revista Dédalo, número 5, Junio de 2012.
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