Publiqué SEMEFO en 2006.
Acá va el pdf:
http://www.mediafire.com/?fktcf988k1y4ygl
Y el primer poema:
I
No el informe policial
sobre la granada de mano
el examen del belfo está
algo
un sobrenombre en la rigidez
mi ciprés de Silos
:
E vi descer do céu um anjo
que tinha a chave do abismo
e uma grande cadeia na sua mão
un candado en forma de pez
un pez en forma de estertor
es un juego de infancia
los gatos tienen palpos
los caballos piel de estiércol
mi mujer era taxidermista
sin horario predecible
yo fui una cara del cartón
no había sueldo apenas la vitrina
una cortina prehistórica
a la mañana siguiente
anestesias
datos para conciliarse
te parezco
una hipodérmica en la sien
un bocado de litio
qué haces con los palpos
resolviendo un paso sostenido
de bailarina al centro de la mesa
qué haces con el cordón vencido
en una postura de corte sagital
hay modo de devolver el feto
en África
en una hoguera
desnudos tal vez
y nadie para extirpar al caníbal
quiero llamarle la persona feto
a mi mujer taxidermista
el Señor y la Señora Feto
celebraron un sentido ágape
en honor al quinto de su prole
el día tal del año en curso
se consigna
en la primera plana de sociales
arriba de las nupcias
debajo de la esquela
del prohombre
ya no tengo
las vísceras comunes
tampoco dentadura
ni tres amalgamas
mis ojos venían
en una envoltura de plástico
de China
con la advertencia
:
For toys only
en hebreo finés y lusitano
hay aserrín
en el lugar del esternón
hay un estilete muy fino
en la mano izquierda
(soy zurdo)
saludas erguido
casi importante al fin
dijo mi mujer
dijeron mis conocidos
los que pagaron la entrada
los que compraron el souvenir
pero un hombre no hace museo
19/8/10
17/8/10
De cetrería
Va el link de mi segundo libraco De cetrería (2004) en pdf:
http://www.mediafire.com/?dex3bkv359z8242
Acá un poema:
CENSURA
(Anacronía a modo de testaferro)
Peligroso a los mancebos aún, y por igual a los amancebados, con trajín de idas y vueltas (como abundé durante el Sermón de los Gatuperios Carnales), y a todos los humores sin recato de seso, y fe de marrano, y átomos torvos, es la avería que por bastardo asunto, usa el tal tratado intitulado “De Cetrería”, con montes de fingimiento; que jamás vi siquiera entre los naturales de la Panonia a la Aquitania, que parece hechura de pesuños remotos porque nada contradice la dicha ruindad que de los que en las provincias de las Indias moran; que mucho ofende el estómago de la cristianía; que parece fórmula liviana de oráculos, y hay brujas (MAELLUS MALEFICARUM), y aves de sortilegio; que si engarza esta palabra con esta escura, ninguna regala y todo queda tartajoso. Ansí para el falseario, que escribió el tal tratado intitulado “De Cetrería”, sea mejor el vulgo de la soledad y escuela el llamado somorgujo. Ansí ni pliegos, ni maravedí, ni óleo de impresión para este recóndito bestiario. Ansí destiemple cada yantar, y se ayunte ojo y oreja de aguijones de pecado, para el que hogaño lo leyere.
Etiquetas:
De cetrería,
poemas,
Sergio Ernesto Ríos
3/8/10
2/8/10
MALTA MORENITA de Claudio Bertoni
MALTA MORENITA
¿Qué cuándo pasé para tu espalda?
Ya no me acuerdo y no me acuerdo de casi nada cronológicamente
estaba yo en tu espalda mis manos en tus nalgas diciéndote
lo inefablemente ricas blandas blancas redonditas e imposibles
de violar exhaustivamente que eran cuando pensé la hora era justa
para preguntar si te importaba o no que untara el copi en cerveza
Y lo pregunté después de haber tomado un trago como algo adicional
cuando el conchito éste lo había guardado calientemente y con
intención para introducir esta nueva fiesta en nuestra unión
No, no me importa
y el temblor de tu voz preludió lo que se nos venía encima
Me lo di vuelta y ardió y lo introduje y raspó empapado y el glande
se inundó de bordes ruiditos que aplastaban raspaban y refregaban
lo que a gritos pedían tus convulsiones fuera raspado y refregado
hasta el ramillón, éxito en vista del cual, derramé toda la cerveza
que quedaba –que no era mucha– y me hundí entre tus piernas y
sorbí y chupé y lengüeteé y regurgité entre las nalgas y te lamí
la guatita y te pregunté si te importaba que el cobertor estuviera
empapado con cerveza y dijiste que no al mismo tiempo que lo
echábamos a un lado y yo te lamía los muslos y las rodillas y
parte de las nalgas y sobre todo en las proximidades del tajo
en donde convergían los flujos y yo escupía sin cesar
¿Te importa que traiga otra cerveza?
–pregunté idiota–
y de vuelta me detuve para tomar un trago frente al espejo
del living imaginando que un poco de alcohol demoraría la eclosión
pero entré al tiro y allí encima de ti tomando un trago
te di vuelta media botella en el culo
Casi acabo con el grito que diste
y me fui de fauces contra los domos blancos y húmedos estilando
y la voluptuosa lamida de un trasero resbaloso y brillante
y la criatura que lo revuelve y lo empina como tú lo empinas
Desde el ombligo y pasando por tu apestosa fauce hasta las caderas
y tu cintura recorría la chupada y tú no habías dicho antes
chupar
ni tanto ni tan calentadoramente chúpame éste
y ahora el otro
el
¿qué quieres que te haga?
lo usabas también ahora
¿sientes cómo
te cuelgan?
te pregunté,
viéndote colgar,
no las tibias
dulces palomitas
¡pero
las tontas
tetas!
Hiciste un canalcito empujando las mismas con tus antebrazos
apoyando en el respaldo de la cama volviéndolas turgentes y me pediste:
¿por qué no me la echas por éste canalcito?
y el jugo llegó a tu herida
inundándola incendiándola al mismo tiempo que yo y la eclosión
de jugos y mi lengua y mis labios y mi nariz y mis párpados y mis
mejillas y mi barba y mis cejas y mi pelo y mis orejas todo resbalándose
y succionando y sobando tus dos dunitas lujuriosas
Después varias veces y en diversas posiciones te dejé caer malta
y terminamos embetunados de pies a cabeza y la cerveza vuelta seca
hacía duro el roce y rico y me levanté a buscar otra botella y te
pedí así a la pasada que te pusieras una bonita ropa interior
y escogiste los negros de seda con encajes como los negros de seda
con encajes y además con cierre eclair que Marcelo le robó
Nueva York a la Vicky y te los puse y te lo hice por el lado y por
debajo y te lo saqué y te seguí derramando cerveza y te propuse
una idea que rumiaba desde hacía días y que consistía, a grandes rasgos,
en recorrer tu casa desnudos histéricos de calientes deteniéndonos
en los lugares más peregrinos –la mesa del comedor, el diván, debajo
de la mesita de la cocina, al lado del tocadiscos, sentados en el water
(con la tapa forrada en chiteco, cerrada), tirados en el suelo, en el closet y
etc. –
para follarnos y langüetearnos por todas partes y nos tendimos en el diván
pero no en una pose que te dolían las rodillas así es que nos levantamos y
nos tendimos en la cama de tus padres con mi poste tótem rubicundo a
más no poder y orgulloso el muchacho
te pedí hacerlo de todas las maneras
que desearas y tú te sentabas y me preguntabas:
¿cómo quieres que me mueva?
y en una posición dijiste algo que casi me aturde y en lo que no me había
fijado:
estábamos tendidos de espalda tú para un lado y yo para otro
como si fuéramos lesbianas unidas por mi falo a punto de ser arrancado
de cuajo en esa posición tan forzada pero tú estabas disfrutando demasiado
así es que me aguanté un rato el dolor y temor de tal posibilidad
en lo
que pensaba cuando me dijiste:
¿sientes cómo se nos tocan las nalgas?
¡Silencio absoluto!
¡El cuadrado del binomio!
¡Y un
dos
tres momia!
Así evitamos apenas
lo que parecía
inevitable
Hiciste otras poses de lado sentada todo el tiempo y preguntándome
qué ritmos y vaivenes eran los que yo prefería hasta que hiciste
lo que ya era hora que alguno de los dos hiciera y dándome la espalda
y tu domito EMPINADO y tus manos apoyadas en mis rodillas
oscilaste cada vez más rápido cada vez más rápido cada vez más lento
cada vez más lento y jadeaste cada vez más oscura y mariconamente
mientras yo te amasaba las nalgas como si fuera la masa para
el pan para las sopaipillas para los picarones y para las empanadas
y las dejé porque supe lisa y llanamente que era hora y el semen
las emprendió como un tren subterráneo a través de la uretra y tú
saltaste fuera porque no habías tomado anticonceptivos y yo me tuve
que ir de coitus interruptus
¡ven a mí!
creo que grité ridículamente
con una mano en el culpable impidiendo que cayera demasiado semen
en el cobertor y con la otra mano te tomé del pecho izquierdo y
te traje de espaldas encima mío.
Risas y comentarios
Duchas en el camarín
Y a tomar onces
71 (Verano)
Lo del silencio absoluto es cierto. Y lo del 1,2,3 momia también. Lo que no es cierto es lo del cuadrado del binomio. Yo nunca he conocido esa ley, como dice Woody Allen: by heart. Pero no importa. Hay otros métodos. En la película checa “Trenes rigurosamente vigilados” el protagonista es un eyaculador precoz al que un doctor le recomienda pensar en el fútbol, pero el fútbol, digo yo, tiene un problema: Los goles ¡¿Qué pasa si uno se imagina un gol?!
¿Qué cuándo pasé para tu espalda?
Ya no me acuerdo y no me acuerdo de casi nada cronológicamente
estaba yo en tu espalda mis manos en tus nalgas diciéndote
lo inefablemente ricas blandas blancas redonditas e imposibles
de violar exhaustivamente que eran cuando pensé la hora era justa
para preguntar si te importaba o no que untara el copi en cerveza
Y lo pregunté después de haber tomado un trago como algo adicional
cuando el conchito éste lo había guardado calientemente y con
intención para introducir esta nueva fiesta en nuestra unión
No, no me importa
y el temblor de tu voz preludió lo que se nos venía encima
Me lo di vuelta y ardió y lo introduje y raspó empapado y el glande
se inundó de bordes ruiditos que aplastaban raspaban y refregaban
lo que a gritos pedían tus convulsiones fuera raspado y refregado
hasta el ramillón, éxito en vista del cual, derramé toda la cerveza
que quedaba –que no era mucha– y me hundí entre tus piernas y
sorbí y chupé y lengüeteé y regurgité entre las nalgas y te lamí
la guatita y te pregunté si te importaba que el cobertor estuviera
empapado con cerveza y dijiste que no al mismo tiempo que lo
echábamos a un lado y yo te lamía los muslos y las rodillas y
parte de las nalgas y sobre todo en las proximidades del tajo
en donde convergían los flujos y yo escupía sin cesar
¿Te importa que traiga otra cerveza?
–pregunté idiota–
y de vuelta me detuve para tomar un trago frente al espejo
del living imaginando que un poco de alcohol demoraría la eclosión
pero entré al tiro y allí encima de ti tomando un trago
te di vuelta media botella en el culo
Casi acabo con el grito que diste
y me fui de fauces contra los domos blancos y húmedos estilando
y la voluptuosa lamida de un trasero resbaloso y brillante
y la criatura que lo revuelve y lo empina como tú lo empinas
Desde el ombligo y pasando por tu apestosa fauce hasta las caderas
y tu cintura recorría la chupada y tú no habías dicho antes
chupar
ni tanto ni tan calentadoramente chúpame éste
y ahora el otro
el
¿qué quieres que te haga?
lo usabas también ahora
¿sientes cómo
te cuelgan?
te pregunté,
viéndote colgar,
no las tibias
dulces palomitas
¡pero
las tontas
tetas!
Hiciste un canalcito empujando las mismas con tus antebrazos
apoyando en el respaldo de la cama volviéndolas turgentes y me pediste:
¿por qué no me la echas por éste canalcito?
y el jugo llegó a tu herida
inundándola incendiándola al mismo tiempo que yo y la eclosión
de jugos y mi lengua y mis labios y mi nariz y mis párpados y mis
mejillas y mi barba y mis cejas y mi pelo y mis orejas todo resbalándose
y succionando y sobando tus dos dunitas lujuriosas
Después varias veces y en diversas posiciones te dejé caer malta
y terminamos embetunados de pies a cabeza y la cerveza vuelta seca
hacía duro el roce y rico y me levanté a buscar otra botella y te
pedí así a la pasada que te pusieras una bonita ropa interior
y escogiste los negros de seda con encajes como los negros de seda
con encajes y además con cierre eclair que Marcelo le robó
Nueva York a la Vicky y te los puse y te lo hice por el lado y por
debajo y te lo saqué y te seguí derramando cerveza y te propuse
una idea que rumiaba desde hacía días y que consistía, a grandes rasgos,
en recorrer tu casa desnudos histéricos de calientes deteniéndonos
en los lugares más peregrinos –la mesa del comedor, el diván, debajo
de la mesita de la cocina, al lado del tocadiscos, sentados en el water
(con la tapa forrada en chiteco, cerrada), tirados en el suelo, en el closet y
etc. –
para follarnos y langüetearnos por todas partes y nos tendimos en el diván
pero no en una pose que te dolían las rodillas así es que nos levantamos y
nos tendimos en la cama de tus padres con mi poste tótem rubicundo a
más no poder y orgulloso el muchacho
te pedí hacerlo de todas las maneras
que desearas y tú te sentabas y me preguntabas:
¿cómo quieres que me mueva?
y en una posición dijiste algo que casi me aturde y en lo que no me había
fijado:
estábamos tendidos de espalda tú para un lado y yo para otro
como si fuéramos lesbianas unidas por mi falo a punto de ser arrancado
de cuajo en esa posición tan forzada pero tú estabas disfrutando demasiado
así es que me aguanté un rato el dolor y temor de tal posibilidad
en lo
que pensaba cuando me dijiste:
¿sientes cómo se nos tocan las nalgas?
¡Silencio absoluto!
¡El cuadrado del binomio!
¡Y un
dos
tres momia!
Así evitamos apenas
lo que parecía
inevitable
Hiciste otras poses de lado sentada todo el tiempo y preguntándome
qué ritmos y vaivenes eran los que yo prefería hasta que hiciste
lo que ya era hora que alguno de los dos hiciera y dándome la espalda
y tu domito EMPINADO y tus manos apoyadas en mis rodillas
oscilaste cada vez más rápido cada vez más rápido cada vez más lento
cada vez más lento y jadeaste cada vez más oscura y mariconamente
mientras yo te amasaba las nalgas como si fuera la masa para
el pan para las sopaipillas para los picarones y para las empanadas
y las dejé porque supe lisa y llanamente que era hora y el semen
las emprendió como un tren subterráneo a través de la uretra y tú
saltaste fuera porque no habías tomado anticonceptivos y yo me tuve
que ir de coitus interruptus
¡ven a mí!
creo que grité ridículamente
con una mano en el culpable impidiendo que cayera demasiado semen
en el cobertor y con la otra mano te tomé del pecho izquierdo y
te traje de espaldas encima mío.
Risas y comentarios
Duchas en el camarín
Y a tomar onces
71 (Verano)
Lo del silencio absoluto es cierto. Y lo del 1,2,3 momia también. Lo que no es cierto es lo del cuadrado del binomio. Yo nunca he conocido esa ley, como dice Woody Allen: by heart. Pero no importa. Hay otros métodos. En la película checa “Trenes rigurosamente vigilados” el protagonista es un eyaculador precoz al que un doctor le recomienda pensar en el fútbol, pero el fútbol, digo yo, tiene un problema: Los goles ¡¿Qué pasa si uno se imagina un gol?!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)